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El negocio tras la muerte (III)

 

Gómez Roca: "Esto es un don y no puede desperdiciarse"

 

Trabaja contactando con espíritus

 

 

 

El concepto de ‘médium’ designa a una persona a la que se considera dotada de facultades paranormales de percepción extrasensorial, que le permite actuar de mediadora en las comunicaciones con los espíritus.

 

Aseguran que pueden establecer contacto con porciones de su inconsciente, y que le permiten desde allí acceder a realidades no ordinarias y eventualmente comunicarlas. Para otros un médium es un timador que saca dinero a ingenuos haciéndoles creer que es capaz de comunicarse con sus parientes muertos.

 

Entrevistamos a una de ellas:

 

 

María Félix Gómez Roca es una médium que con solo cinco años tuvo su primera experiencia espiritual, cuando vio a su abuela fallecida unos meses antes. Desde aquel momento, aunque era muy pequeña supo que tenía que aprovechar ese don para ayudar a los demás. Ella ve espíritus. Eso la llevó a estudiar el tarot, que le permite leer las cartas y predecir el futuro.

 

La función de su trabajo es “leer las cartas” y ver “a través de ellas” el futuro del consultante. Este oficio lo puede hacer también gracias a la posibilidad de comunicarse con espíritus, con los que asegura, puede hablar. La consulta, a la que acuden muchos clientes, “está abierta martes, jueves y viernes”, declara mientras su gesto facial permanece inmóvil.  

 

 

La temática de las consultas abarca temas dispares pero imprescindibles para la mayoría de las personas, salud, trabajo y amor. “Yo le digo al cliente lo que quiera conocer”. En un campo menos conocido, María entra en contacto con personas allegadas de los consultantes, personas que ya han fallecido. “Hay muchísimas historias y cada persona me pide algo diferente, porque cada persona es una historia”.

 

Le preguntamos a María mientras se ofrece a leer las cartas a uno de nuestros compañeros. ¿Siempre aciertas?, preguntamos. “Casi siempre”, asiente.

 

Después se ofrece a contarnos una historia que le llamó especialmente la atención, y es que, según relata, “hace poco una chica joven acudió a mí porque su novio, con el que llevaba ya varios años, había tenido un accidente y había fallecido; vino un poco asustada porque me decía que después de que pasara aquel trágico suceso ella estaba en la cocina de su casa y había objetos que se caían al suelo”, continuó la historia mientras nos iba mirando uno por uno a los ojos, “entonces esta chica se preguntaba si su novio recientemente fallecido tenía algo que ver. Y efectivamente, yo entré en contacto con su novio, hicimos una sesión y su novio me dijo que era él quien llamaba su atención porque quería despedirse de ella”.  

 

 

Para María ver a los difuntos “es algo impagable”; asegura que antes se asustaba un poco, pero que cuando vio que no le hacían daño “empecé a adquirir unas técnicas, a estudiar esto un poco más para ayudar a la gente que acude a mí. Estudié el tarot”.

 

También nos dice que la información que ella obtiene le viene de su don, “porque esto es un don y no se puede desperdiciar; entonces me ayudan los difuntos de esa persona con los que yo entro en contacto. Además también me ayudan los ángeles de la guarda de la persona que viene a preguntarme”.

 

Queremos transmitirle a María la desconfianza que hay acerca de esta profesión, ya que hay mucha gente que cree que los que se dedican a esto son unos farsantes; la postura de María es tajante “cada uno es libre de pensar lo que quiera. Yo solo les invitaría a venir a mi consulta y echándoles las cartas les diría cosas de su pasado, y ahí ya que juzguen ellos mismos si es solo coincidencia o es que realmente lo que veo es real y no es engaño”. Aunque también alega que “hay mucha gente que se aprovecha de la desesperación de otros”, porque, como en todos lados, hay mucha gente que solo cumple una función como la de ayudar a los demás y otros muchos que se aprovechan de la situación.

 

María se despide de nosotros subrayando que su profesión es lo mejor que le ha podido pasar en la vida, y que no le afecta en absoluto en su día a día. Además nos desea suerte y mucha salud. 

 

 

 

 

 

Los médium prometen resultados rápidos en la consecución de objetivos en ámbitos que dependen tan poco de la casualidad como los negocios -mantener el puesto de trabajo o atraer clientes-, las relaciones de pareja y la atracción amorosa de la persona deseada e, incluso, la protección y la sanación de un familiar con una enfermedad terminal.

 

Sus servicios son de lo más variado, del mismo modo que sus precios. Se puede conseguir, por ejemplo, un "estudio del Tarot de Marsella" por apenas diez euros, la oferta más barata, pero también se ofrecen "amarres amorosos" -supuestas devoluciones de la persona amada- por 100 euros por sesión. Recientemente fueron detenidos dos hombres en Zaragoza por estafar más de 60.000 euros a una mujer a la que hicieron creer que eran videntes capaces de ayudarla a superar sus problemas. 

 

Es un negocio más alrededor de la muerte. 

 

Actualizado el 24 de abril de 2015

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