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Las 10 principales causas de muerte en el mundo

 

¿Cuáles son las razones que terminan con más vidas en el mundo? A partir de un estudio de la Organización Mundial de la Salud explicamos las principales causas de fallecimiento, por qué se producen y cómo poder evitarlas. Conocer algo más estas enfermedades y circunstancias puede ayudarte a cambiar tus hábitos. 

En el año 2012 fallecieron en el mundo 56 millones de personas según la OMS. 

 

Las razones varían según el país en el que nos encontremos. 

 

En los países de ingresos altos la mayoría de las muertes se producen por enfermedades crónicas. 7 de cada 10 fallecimientos ocurren en personas de 70 años o más.

 

En cambio, en los países de ingresos bajos se producen más muertes de niños, aproximadamente 4 de cada 10 fallencimientos corresponden a menores de 15 años, y tan solo 2 de cada 10 muertes son personas de 70 años o más, ya que la esperanza de vida es más baja. Muchas muertes de recién nacidos o bebés de 1 año tienen lugar en complicaciones en partos.

En estos lugares la causa predominante de defunción son las enfermedades infecciosas, como el sida, la diarrea, el paludismo, la tuberculosis u otras enfermedades en vías respiratorias.  

 

Según el análisis de la OMS, si todos los fallecimientos producidos en 2012 se agruparan en 1000 personas como muestra representativa:

- 153 serían menores de 15 años.

- 412 tendrían entre 15 y 69 años.

- 435 superarían los 70 años. 

Más de la mitad de ellas habrían muerto por una de las 10 causas explicadas en este ranking: 

1. Cardiopatía isquémica

 

Es una enfermedad que se produce en las arterias coronarias como resultado de una acumulación de grasas, lípidos o células inflamatorias. Estos procesos provocan que las arterias se estrechen y puedan dar lugar a anginas de pecho o infartos de miocardio. 

 

Las causas de esta afección pueden ser la edad, el colesterol, el tabaquismo, la diabetes, el sedentarismo, la obesidad... Factores que debemos controlar si queremos evitar este riesgo. 

Es más frecuente en hombres, pero el riesgo de las mujeres aumenta después de la menopausia. 

 

En 2012 fue causante de 7,4 millones de muertes en el mundo.

En España, durante el año 2007 la enfermedad isquémica del corazón produjo 37.222 muertes, un 9,65% de todas las defunciones, de las cuales 15.974 defunciones ocurrieron en las mujeres (8,67%) y 21.248 en los varones (10,56%). 

El infarto agudo de miocardio es la más frecuente con un 48%. 

2. Accidente cerebrovascular

 

Sucede cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se detiene. Si lo hace por más de pocos segundos, el cerebro no puede recibir nutrientes y oxígeno y las células cerebrales pueden morir, lo que causa daño permanente.

 

Hay dos tipos principales de accidente cerebrovascular: accidente cerebrovascular isquémico (ocurre cuando un vaso sanguíneo que irriga sangre al cerebro resulta bloqueado por un coágulo), y accidente cerebrovascular hemorrágico (ocurre cuando un vaso sanguíneo de una parte del cerebro se debilita y se rompe; lo que provoca que la sangre se escape hacia el cerebro). En este último caso, un factor de riesgo importante es la presión arterial alta, que puede contribuir a romper el vaso sanguíneo. 

 

El pronóstico después del accidente cerebrovascular depende del tipo de accidente cerebrovascular, las personas que sufren un accidente isquémico tienen mayores probabilidades de sobrevivir que con uno hemorágico. También depende de la cantidad de tejido cerebral dañado, qué funciones corporales han resultado afectadas y la prontitud para recibir el tratamiento.


Los problemas para moverse, pensar y hablar con frecuencia mejoran en las semanas o meses siguientes a un accidente cerebrovascular. Muchas personas que han sufrido un accidente cerebrovascular seguirán mejorando en los meses o años siguientes a este.
 


 

3. Enfermedad pulmonar obstructiva (EPOC)

 

La EPOC causa dificultad para respirar y afecciones como la bronquitis crónica o daños en los pulmones. 

 

La causa principal de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es el tabaquismo. Cuanto más fume una persona, mayor probabilidad tendrá de desarrollar EPOC, aunque algunas personas fuman por años y nunca padecen esta enfermedad. 

Los síntomas principales son la tos, fatiga o dificultad para tomar aire, pero se presentan de forma muy lenta y eso hace que la enfermedad tarde tiempo en diagnosticarse. La enfermedad puede provocar otros problemas de salud como arritmias, insuficiencia cardíaca, neumonía, pérdida de peso y debilidad. 

No hay ninguna cura para la EPOC, pero hay muchas medidas que se pueden tomar para aliviar los síntomas e impedir que la enfermedad empeore. El primero es claro: dejar de fumar, es lo más efectivo para evitar que se sigan dañando los pulmones. Otros tratamientos empleados son inhaladores que ayuden a abrir las vías respiratorias o antinflamatorios para reducir la hinchazón de las vías respiratorias. 

 

 

4. Infecciones respiratorias bajas: neumonía, gripe y bronquitis

 

Se trata de infecciones causadas por bacterias o virus, que transportados en pequeñas gotas pasan de unas personas a otras cuando alguien con el virus tose o estornuda.

 

En el caso de la gripe el virus aparece en epidemias anuales o pandemias. La neumonía puede producirse por la bacteria Streptococcus pneumonia o incluso por gérmenes presentes en los hospitales (neumonía intrahospitalaria). Esta enfermedad es la causa más frecuente de muerte por infección en Europa y Estados Unidos. Sus síntomas tienen una duración de 3-4 semanas y es más común en niños muy pequeños y personas de edad avanzada. 

 

 

Para tratar cualquier infección respiratoria se suele tratar de prescindir de antibióticos, solo se recetan cuando es necesario, en los casos que tengan complicaciones. Esto se hace para evitar que se desarrolle una resistencia a los antibióticos, producida cuando las bacterias se exponen frecuentemente al medicamento y finalmente desarrollan resistencia ante él. 

 

Las vacunaciones son la mejor forma de prevenir las infecciones. Las vacunas contra la neumonía y la gripe suelen administrarse a grupos con mayor riesgo, como ancianos o personas muy jóvenes.

 

5. Cáncer de pulmón, tráquea y bronquios:

 

El cáncer pulmonar es el tipo de cáncer más mortífero tanto para hombres como para mujeres. Cada año mueren más personas de cáncer en el pulmón que de mama, colon y próstata juntos. Esta enfermedad se produce con el crecimiento maligno de células del tracto respiratorio y el tejido pulmonar.

 

Es más común en adultos de más de 45 años y la causa principal es el consumo de cigarrillos. Cuantos más cigarrillos se fumen al día y cuanto más temprano haya comenzado a fumar, mayor será el riesgo de padecer cáncer pulmonar. Los síntomas suelen ser una tos que no desaparece y que incluso a veces contiene sangre, fatiga, dificultad para respirar, dolor torácico, inapetencia...

 

El diagnóstico temprano del cáncer de pulmón es el principal condicionante para el éxito en su tratamiento. El cáncer de pulmón puede, en un 20% de los casos, ser tratado mediante intervención quirúrgica con éxito de curación. Pero puesto que es difícil de detectar, cuando se consigue es posible que ya haya habido metástasis y sea mucho más complicado.

 

El tratamiento para el cáncer de pulmón depende del tipo de cáncer, de lo avanzado que esté:

  • La quimioterapia utiliza medicamentos para destruir las células cancerosas y detener el crecimiento de las nuevas células.

  • La radioterapia utiliza potentes rayos X u otras formas de radiación para destruir las células cancerosas.

6. VIH / SIDA

 

El virus VIH afecta directamente al sistema inmunitario de una persona, de tal forma que la hace más débil y propensa a sufrir enfemedades que pueden llegar a ser mortales. En 2012 el VIH acabó con la vida de 1,5 millones de personas. Se transmite de una persona a otra de cualquiera de las siguientes maneras:

 

- A través del contacto sexual: incluido el sexo oral, vaginal y anal.

- A través de la sangre: por transfusiones o por compartir agujas.

- De la madre al hijo: una mujer embarazada puede transmitirle el virus a su feto a través de la circulación sanguínea compartida o, después del parto, por medio de la leche materna.

 

 

En este momento, no existe una cura para el SIDA y casi siempre es mortal sin tratamiento. 

Cuando una persona se infecta con el VIH, el virus comienza a destruir lentamente su sistema inmunitario, pero la velocidad con que ocurre esto cambia de una persona a otra. Hay personas que no sufren síntomas y otras que sí. 

 

 

Para tratar de reducir la carga viral del VIH se utiliza una combinación de drogas antirretrovirales, llamada terapia antirretroviral (TAR) encargada de reducir la cantidad de VIH en el torrente sanguíneo y de impedir que el virus se reproduzca. 

El tratamiento con terapia antirretroviral puede ayudar a retardar o detener la destrucción del sistema inmunitario.

Una vez que el sistema inmunitario está seriamente dañado, esa persona tiene SIDA y puede contraer infecciones y cánceres que la mayoría de las personas sanas no tendrían.

7. Diarrea

 

Causante de la muerte de aproximadamente 1,5 millones de personas en el mundo al año, la diarrea es una alteración que puede provocar deshidratación y pérdida de sales importantes, electrolitos y otros nutrientes. Puede estar acompañada de dolor abdominal, fiebre, náuseas, vómito, debilidad o pérdida del apetito. De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud, la diarrea es una de las principales causas de muerte en los países en vías de desarrollo, y la principal causa de muerte en los niños de los países en desarrollo.

 

El agua y el saneamiento tienen un papel crucial en la transmisión de las enfermedades diarreicas. Consumir agua contaminada con bacterias, virus o parásitos, tener higiene personal deficiente, elaborar o almacenar alimentos en condiciones antihigiénicas o ingerir pescados y mariscos provenientes de aguas contaminadas pueden causar diarreas.

 

8. Diabetes

 

Cada siete segundos un paciente de diabetes muere en el mundo según el Congreso de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes. 

 

Es una afección crónica que se desencadena cuando el organismo pierde su capacidad de producir suficiente insulina o de utilizarla de forma eficaz. La insulina es una hormona que se fabrica en el páncreas y que permite que la glucosa de los alimentos pase a las células del organismo, en donde se convierte en energía para que funcionen los músculos y los tejidos. Como resultado, una persona con diabetes no absorbe la glucosa adecuadamente, de modo que ésta queda circulando en la sangre (hiperglucemia) y daña los tejidos con el paso del tiempo.

 

Un nivel alto de azúcar en la sangre provoca síntomas como sed excesiva, micción frecuente, hambre, visión borrosa... 

Las recomendaciones para el enfermo de diabetes son realizar ejercicio y comer sano, bajar de peso. Controlar los niveles de azúcar en sangre, el colesterol y la presión arterial es fundamental para reducir el riesgo de sufrir otros problemas serios que puede desencadenar la diabetes con los años, como: 

 

- Dificultades visuales.

- Úlceras e infecciones en las piernas o los pies que, de no recibir tratamiento, pueden llevar a la amputación de estas extremidades.

​- Daños en los nervios que pueden producir dolores, pérdida de sensibilidad, disfunción eréctil...

- Insuficiencia renal.

- Debilitamiento del sistema inmunitario, lo cual puede llevar a infecciones más frecuentes.

- Aumento de la probabilidad de sufrir un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular.

 

9. Accidentes de tráfico

 

En 2013 fallecieron en España 1.128 personas en accidente de tráfico ocurrido en vías interurbanas, 173 menos que en 2012 según la DGT. Aun así, en ese mismo año tan solo hubo 29 días sin ninguna víctima mortal en las carreteras. 

 

Las infracciones al volante y la conducción temeraria sigue siendo una de las causas más destacadas de muerte en el mundo, aunque cada país intente reducir al máximo posible el número de víctimas con inciativas como el carné por puntos o las multas. 

Las principales razones por las que se suelen producir los accidentes son por conducción bajo el efecto de alcohol o drogas, distracciones como fumar o hablar por teléfono, quedarse dormido al volante, desobedecer las señales de tráfico o sobrepasar los límites de velocidad. 

 

Es importante recordar el uso del cinturón de seguridad a todas las personas que vayan en el vehículo. Que el conductor descanse y se hidrate cuando lleve más de 45 minutos en carretera y, principalmente, no conducir nunca bajo el efecto de ninguna sustancia. 

Mantener siempre la distancia de seguridad e indicar con el intermitente la acción que vayas a realizar también es importante para no sufrir ni provocar un accidente. 

10. Cardiopatía hipertensiva

 

La hipertensión arterial significa que la presión dentro de los vasos sanguíneos (llamados arterias) es muy alta. A medida que el corazón bombea contra esta presión, tiene que trabajar más arduamente. Con el tiempo, esto lleva a que el miocardio se engruese.

Las causas de que esto ocurra pueden ser hereditarias o producidas por tabaquismo, alcoholismo, drogadicción u obesidad. Estos factores aumentan el esfuerzo y la carga de trabajo del corazón causando con el tiempo trastornos como la hipertrofia (engrosamiento de los ventrículos).

 

Algunas veces, el músculo puede estar tan grueso que no recibe suficiente oxígeno, lo cual puede causar angina (dolor torácico).

Cuando esto se combina con depósitos de colesterol en los vasos sanguíneos, aumenta el riesgo de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular.

 

Por tanto, no fumar ni consumir sustancias adictivas en exceso, así como practicar ejercicio físico y cuidar la alimentación y el colesterol reduce considerablemente las posibilidades de sufrir esta enfermedad. 

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Actualizado el 26 de abril de 2015

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